martes, 18 de octubre de 2016

PLEBISCITO, DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y LA NECESIDAD DE UN NUEVO PODER POPULAR


Oscar David Carvajal Trujillo
(04 de Octubre de 2016)


“Solo un pueblo escéptico de la guerra y maduro para el conflicto
es un pueblo también maduro para la paz”.[1]
Estanislao Zuleta

Sé que he escrito más de una vez sobre la coyuntura, pero nunca se hace más necesario escribir y dar ideas que este momento histórico que acaba de pasar. El 2 de Octubre de 2016 quedará marcado para la historia colombiana como el día en que una minoría le dijo NO a los acuerdos de la habana que pretenden establecer los principios de paz en nuestro país. Pero a pesar de que los movimientos sociales fuimos insistentes en hacer campaña por lo que creíamos mejor, hubo bastantes fallas de parte de nosotros como organización para afrontar la coyuntura. Pero también quiero decir que no es un momento para llorar o para dejar perder la moral revolucionaria y combativa, al contrario, tenemos que mostrar que somos capaces de asumir el momento con serenidad y firmeza, ante el panorama de escepticismo, la incertidumbre de las mayorías y los asomos de especulación de la derecha (Uribe y la mal llamada oposición). A continuación pretendo hacer una lectura política del momento y dejar como propuestas unas bases planteadas que puedan ayudar a salir de la crisis del pos plebiscito en la que pudiese caer el movimiento social constructor de paz.
EL PLEBISCITO, EL FRACASO DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA EN COLOMBIA Y LOS GRUPOS SUBALTERNOS EN EL PAPEL DEL NO
Como primera medida, vemos que los resultados de la contienda electoral fueron negativos; más que el margen de diferencia que hubo entre si y no, y la victoria del uribismo frente a santos resalta ver cómo hubo una gran mayoría de población apática a la problemática electoral, que a pesar del gran boom publicitario y el show mediático de costumbre en tv, vemos un 70% de votantes que pasó de largo su falsa posibilidad de aunque sea decir si o no a la paz. (Esto a parte de 168.000 votos anulados pese a la opción de respuesta sencilla) ¿Triunfó la democracia? En un país donde la gran mayoría que sufraga vive lejos del conflicto y que prefiere o votar partidariamente por el no siguiendo intereses ajenos o  simplemente no votar (claro, muchos por trabajar sin condiciones dignas no pudieron acercarse a votar) ¿es esto el triunfo de la democracia electoral? No podemos dejarnos meter los dedos a la boca, cuando un método que no es vinculante jurídicamente se usa como consulta siempre terminan en disputa; más que los problemas que pueda tener el acuerdo o la problemática de solución de un conflicto armado, unas posiciones politiqueras con intereses que se abanderan en sentimientos “populares” para pasar sus intereses a como dé lugar como legítimos.
Lo que generó esta contienda fue una dilatación del proceso, en donde Uribe y sus intereses (de los ganaderos y terratenientes paramilitares, etc) logró sacar partido para entrar a negociar lo acordado como él y su bancada como “representantes legítimos de la voluntad popular”, y con esto pretenderá pasar como sea lo que él logre poner sobre la mesa. Vuelve a asomarse su espíritu oportunista para mostrarse como salvador de los pobres, y a ganar luchas que los sectores verdaderamente revolucionarios (como la asamblea nacional constituyente) levantaron antes que él y que simplemente le serán útiles para salvaguardar lo suyo. ¿Y dónde queda la discusión sobre lo acordado? ¿Quién sabe verdaderamente lo que a los votantes del no les molesta de los acuerdos? ¿Cómo se logró conocer la opinión de la gente? Verdaderamente la democracia se quedó en el malgasto de recursos en votaciones que nunca permiten verdaderamente dar respuesta a los problemas de fondo y que lo que hacen es encubrir cada vez más lo que verdaderamente es importante para las grandes mayorías. No pensemos que hemos perdido una batalla cuando hemos jugado en el campo de la democracia burguesa y de la mentira electoral, tenemos que entonces recurrir a lo que algunas veces encontramos en nuestros discursos enérgicos LA CONSTRUCCIÓN DE NUEVAS FORMAS DE HACER “POLÍTICA SUBALTERNA”. Y con esto pretendo partir con una afirmación. La mayoría de votantes por el NO fueron verdaderamente esas clases de escasos recursos, los trabajadores que están excluidos del ejercicio político más que por desinterés, por desinformación, alienación y enajenación del trabajo. A que me refiero, pues a que mientras la derecha logra disfrazarse fácilmente de intereses populares, nosotros la población organizada y que también venimos de abajo, nos convertimos en una clase media politiquera que poco conoce o que no sabe cómo llegar al grueso de la población trabajadora. Ahora aclaro el porqué del uso de la palabra “subalternidad” en mi oración en mayúscula. Permito entonces pretender acá aclarar el panorama con el aterrizaje de “Subalternidad, Antagonismo y Autonomía” de Massimo Modonesi[2] que haciendo una reconstrucción de los tres términos en el campo marxista, da una mirada que puede orientar los movimientos sociales en América Latina. Pero específicamente en cuanto a la subalternidad adoptada por el autor principalmente desde Gramsci, se puede ver que subalternos son los que en el entendido de una relación de dominación-subalternidad construyen una subjetividad que los impulsa a romper la hegemonía dominante “El concepto de subalternidad se construye por ende tratando de entender tanto una subjetividad determinada como su potencial transformación por medio de la conciencia y la acción política”, pero también aclarando que “Caracterización de las que, de aquí en adelante, llamará sistemáticamente clases subalternas (o grupos subalternos) que empieza a tomar forma, en estas mismas líneas, a partir de los siguientes elementos distintivos: pluralidad, disgregación, carácter episódico de su actuar, débil tendencia hacia la unificación “a nivel provisional” (Modonesi, 2010. Página 32).
Acá nos aporta a la discusión una mirada gramsciana que necesita ser llevada a la práctica para su revisión en la realidad, y es que al poder reconocer una clase subalterna, como aquellos que aunque no son proletarios estructurales propiamente, que aunque sus condiciones laborales atravesadas por la tercerización del empleo, la falta de garantías sociales y  además que propiamente no se reconocen en esta estructura proletaria, están en el conflicto que rodea la dominación (hegemonía) de la burguesía frente a una clase o grupos excluidos tanto en la dinámica del sistema como en la política y desconocidos así en la lucha. Continuo citando “En efecto, una frase puede ser considerada fundacional: (citando a Gramsci, 1975: 2289) “las clases subalternas sufren siempre la iniciativa de la clase dominante, aun cuando se rebelan”. Se asienta aquí el piso firme de la experiencia subalterna: la imposición no violenta y la asimilación de la subordinación, es decir, la internalización de los valores propuestos por los que dominan o conducen moral e intelectualmente el proceso histórico” (Ibíd. 34) que como pudimos ver fue lo que pasó en este momento, donde la clase dominante logró penetrar la subjetividad de los grupos subordinados (en su mayoría citadinos) que decidieron votar contra de los acuerdos entre Estado y FARC-EP dejándose así guiar por la moral de la hegemonía.
 “La conclusión política de este acercamiento es que las telarañas de la hegemonía no pueden ser desmanteladas por un simple y repentino acto voluntarista sino que deben ser reconocidas y destejidas, paulatinamente, de la misma manera en que fueron tejidas, en el mismo terreno subjetivo que recubrieron. En esta dirección, los elementos de caracterización de la subalternidad que propone Gramsci no solo señalan las ataduras de la subalternidad sino que, también, simultáneamente, esbozan una teoría de la conformación política del sujeto en un contexto de dominación y hegemonía, poniendo el acento en el proceso de autonomización por medio del cual los subalternos empiezan a dejar de serlo” (Ibíd. Pág. 38)
Acá es donde tiene que tener cabida entonces la organización como un motor que pueda recoger la subjetividad de los grupos subalternos que están en la dinámica de la dominación, ganándose la subjetividad y poniéndola al servicio de la lucha por lo justo y en contra de la explotación y dominación hegemónica. Es la tarea entonces de la organización ganar este campo de batalla donde subjetivamente entendamos como piensa el ciudadano de a píe, sin pretender ocultar la experiencia, “el folklore y las expresiones populares” que tenga la masa, sino reconociéndolas en nuestro seno de luchadores de clase y no cayendo entonces en la racionalidad fragmentaria  entendiendo además que “El enfoque de la subalternidad configura, por lo tanto, una relación sincrónica y diacrónica entre subordinación y resistencia evitando la rigidez de los esquemas dualistas que aparecieron en la tradición marxista: conciencia/falsa conciencia, racionalidad/irracionalidad, espontaneidad/dirección consciente, clase en sí/clase para sí” (Ibíd. )
Nuestro país no ha podido adentrarse en la dinámica del capitalismo industrial a grandes rasgos, con un gran espacio rural deshabitado y dominado por 0.05% de la población, además de una gran masa en las ciudades grandes del país, donde la misma dinámica del conflicto rural generó que desde los 50’s empezara a agrandarse los centros urbanos en la región andina de Colombia (justo donde gana el NO a nivel nacional), Esto ha generado una gran capa de población que, atrapada dentro del capitalismo consumista, y enajenada por la televisión y la política tradicional, no hace más que reproducir el discurso de la clase dominante. La falta de espacios de participación política democráticos y participativos, el incumplimiento del Estado en sus deberes, La no construcción de puentes de comunicación entre el movimiento social y popular con el grueso de la masa, y el encubrimiento de problemáticas y luchas propias y que no hemos dado (todo lo que está mal en nuestros territorios) en la coyuntura política del país nos ha llevado a entrar en una dinámica de pacificación de la paz, donde los sectores organizados hemos dado nuestro brazo a toser, ya que al ponernos en dinámica de procesos políticos electorales y con prácticas tradicionales, hemos abandonado los momentos de disputa política que se pudieran generar para el beneficio de la población.
LA PACIFICACIÓN DE LA PAZ, EL ANTAGONISMO Y LA RETOMA DE REIVINDICACIONES PROPIAS
Nuestra coyuntura presenta una dificultad que no puede eludirse y que hemos estado haciendo con insistencia: La complejidad del concepto PAZ y el no actuar de acuerdo a nuestra concepción de paz. Pero entonces la concepción de paz puede verse fuertemente confundida para los grupos subalternos: Por un lado está la paz Estatal, en donde precisamente a lo que se quiere llegar es al encubrimiento de las luchas justas y las exigencias de la población frente a las políticas y el incumplimiento estatal ¿Acaso con el boom del plebiscito no se tapó la necesidad de enfrentar a Peñalosa en Bogotá o la reforma tributaria que la derecha ha aprovechado en decir que será para cubrir de plata a los guerrilleros y tapando el déficit fiscal y la crisis económica que empieza a hacer asomo en nuestro país?. Esto nos ha llevado a una etapa de quietud donde poco o nada se ha hablado de las problemáticas reales de la gente. Las contradicciones de fondo (de clase) se tapan y se desdibujan bajo la mala interpretación de la política y esto nos deja la democracia electoral como el encubrimiento de intereses de clase. ¿Pero entonces donde quedó la perspectiva organizada de la paz? ¿Qué pasó con ese apellido que le poníamos de “justicia social” y nuestra lucha por su consecución? ¿Será que nos hemos confundido para la gran masa con la institución y con la clase politiquera?
Para el grueso de la población es claro que la firma de los acuerdos no es la paz, sino que lo que hace la paz es la solución a las problemáticas estructurales y de toda la población. La gente sabe que el Estado nunca cumple (somos víctimas de esto día a día), y por eso queda difícil creer en un acuerdo que el estado firma, aparte del odio profundo sembrado hacia las insurgencias dentro de la dinámica del conflicto y de lo cual hoy vemos su resultado en la incapacidad de ver otras formas de justicia que no sean o l cárcel o la muerte. No estoy diciendo que se tenga que dejar de lado los acuerdos, sino que por el contrario no tenemos que olvidar nuestra puja desde que inicia la conversación: QUE EL CONFLICTO NO ES SOLO ENTRE LA INSURGENCIA Y EL ESTADO, SINO QUE ES CON TODOS LOS COLOMBIANOS. Nos hemos dejado arrebatar nuestras banderas de incluirnos como fuerzas políticas alternativas en la consolidación de una paz con Justicia Social, y por el contrario hemos también entrado en la dinámica de pacificación Estatal donde se da por sentado que la dejación de los fusiles por la insurgencia son la solución a todos los problemas y ocultar así las fallas estatales y su responsabilidad por el descontento de la población. La gente, a pesar de no conocer la historia del conflicto, sabe que hubo (y hay aun) unas causas estructurales que permitieron la confrontación y que generaron esta guerra de 54 años y está violencia que parece no acabar desde la independencia. Por eso la gente duda, nosotros por el contrario, los sectores que debimos darnos cuenta de esto, parece que hemos ondeado las banderas del fin de la guerra perdiendo de vista la importancia de la solución a otras problemáticas que no se tocan de fondo en los acuerdos, ya que precisamente están sentados solo dos partes de un conflicto que nos incluye a todos y que entre todos tenemos que superar y construir la paz. La gente tiene claro que sin esto, nunca abrá en Colombia una PAZ Estable y Duradera, y en definitiva lo que se pide es también la solución a las problemáticas de las ciudades que día a día se ven marginadas por la dinámica alienadora que mantiene.
¿Qué papel hemos jugado los movimientos sociales para esto? Parece que nos dejamos pacificar y para la población terminamos confundiéndonos con el aparato estatal. Tal es la confusión que no se reconoce de Izquierda y Derecha y se presenta al uribismo como la oposición. ¿Culpa solamente de los medios de comunicación? No lo creo, en realidad nosotros también nos hemos acoplado bien en la dinámica, ya que hemos perdido esa inconformidad y hemos dejado que otros la tome como su bandera, hemos dejado de ser antagonistas del sistema (ante los ojos de las mayorías) para convertirnos en simples cómplices de la paz. Acá tendremos que volver a Modonesi, quien nos aclara las dos formas en que se presenta este término en el marxismo y que a pesar de no ser muy profundizado, puede dar luces para entender las dinámicas que puede asumir la contradicción.
“En síntesis, al margen de un uso amplio como simple sinónimo de conflicto o contradicción, el concepto de antagonismo en Marx adquiere densidad en la oscilación entre una definición estructural (conflicto capital/trabajo) más sistemática y una acepción subjetiva (lucha de clases) más incierta, lo cual es perfectamente coherente con los propósitos y los alcances de la secuencia establecida en el programa de investigación que subyace a su obra: en la base económica se gestan las relaciones materiales a partir de las cuales se configuran las superestructuras, la combinación y el pasaje del ser social a la conciencia social como proceso de construcción subjetiva. La culminación en El Capital de la maduración del pensamiento de Marx sella la definición más acabada del antagonismo como sinónimo de conflicto y de contradicción más que de lucha” (Ibíd. Pág. 58-59)
A pesar del carácter dual del Antagonismo, se comprende que depende del momento (la diacronía y sincronía) que se asuma para poder generar un camino hacia la autonomía como conquista. Pero ¿por qué hablar de antagonismo en éste momento? Porque a partir de este entendemos la condición subjetiva en la que se desarrolla la contradicción, y que por tanto es más que necesario volcarnos a las calles a agudizar la lucha de clase, como un agente desestabilizador para generar así un antagonismo tanto estructural (disputa por mejores condiciones y la confrontación hegemonía dominante-clase subalterna) como a su vez la constitución de una identidad subalterna que soporte la lucha de clase. Pero por esto,  este momento histórico nos exige más que nunca ganarnos el corazón de las personas, recobrar la confianza en nuestro accionar y reivindicar las luchas de las clases populares, conquistando la subjetividad del sujeto para la lucha política y popular y ahora más que nunca enfrentar al Estado y a la Hegemonía Dominante representada por las Derechas del País (Santos, Uribe, Vargas Lleras…) y volver a mostrar nuestra inconformidad que es la misma de los sectores populares, y que se ha tergiversado en nuestra contra haciendo que nos desconozcamos de la clase popular y poniendo títeres y bufones como representantes legítimos del pueblo. La pacificación tiene que contrarrestarse con la lucha por la Paz con Justicia Social, Amplia y Democrática pero sobre todo Participativa, donde pongamos sobre la mesa también los intereses populares a negociar y así lograr construir poder popular desde las bases. Esto nos significa dar la participación y escuchar a los sectores subalternos que está dominados y poner sobre la mesa nuestra apuesta por la toma del poder para el pueblo, para en esta dialéctica lograr escenarios de disputa que recojan la inconformidad del pueblo frente al Estado y legitime las exigencias populares que solventen las necesidades de la gente.
LA NUEVA FORMA DE HACER POLÍTICA, UNA REVISIÓN ÉTICA Y LA LUCHA POR LA PAZ CON JUSTICIA SOCIAL HACIA LA AUTONOMÍA
Con todo este panorama, la incertidumbre y la especulación serán grandes agentes a sortear en los próximos meses, por un lado aún queda en el aire la inconformidad con los acuerdos, así no se sepa qué está mal en concreto ni qué hay que rediscutir; y por el otro Uribe y en concreto los intereses individuales de la hegemonía del país entrarán al ruedo político llamándose los defensores de la paz y de lo que quiere el pueblo. Pero más allá del panorama electoral, tenemos que poner sobre la mesa desde ya la construcción de esa nueva forma de hacer política que le permita a la organización ser la voz de inconformidad social que busca los intereses colectivos y que en definitiva tendrá que bajarse a escuchar verdaderamente qué es lo que quiere el cúmulo de las grandes ciudades. La frase de Estanislao Zuleta nos arroja luces de cuál debe ser nuestra postura frente a la coyuntura. No podremos entonces caer en la pacificación, sino que todo lo contrario, hemos de reconocer esos conflictos de fondo que existen en nuestra sociedad colombiana, disputando y exigiendo la efectiva respuesta del Estado para solventar las necesidades básicas de la población y luchando por la redistribución equitativa de la riqueza. La Paz es entonces la lucha política y organizada por los derechos de las mayorías y por el bien del pueblo, que se suma a lo que se ha acordado en la habana entre las FARC-EP y el Gobierno Nacional. Porque en los acuerdos no se da solución efectiva a todas las problemáticas sociales que originan conflictos, y eso la gente lo sabe; pero también porque los acuerdos son base de que se empiece a ejecutar el poder del ejecutivo verdaderamente en los territorios, y que no queden solamente en el papel, además de dar garantías para una participación política abierta y sin armas, es que nosotros, los sectores populares organizados tenemos que buscar la construcción de un nuevo poder real, legitimado por las mayorías y que de verdaderamente solución a los problemas de gobernabilidad del estado y que nos ponga como base para la construcción de una Nueva Colombia. Pero para eso tendremos que empezar a trabajar en la base fuertemente, escuchando sus reclamos y siendo el conducto que pueda orientar lo que el pueblo quiere. LA ORGANIZACIÓN COMO EL MEDIO DE LA LUCHA POPULAR Y NO COMO EL FIN O LA DADORA DE LA VERDAD A EL PUEBLO. Es sustancial la diferencia cuando nos ponemos en el papel de los no organizados y entendemos que sus reivindicaciones pueden tener sentido popular pero nosotros no hemos sabido llevarlas a un escenario de disputa política organizada.
Todo esto pasa por la reflexión ética sobre la acción política y los sujetos que la ejercen, esta entendida como la reflexión de la libertad de acción, pero también como la búsqueda de esa libertad y el poder de decisión que se tiene sobre ella. Tendremos que demostrarle a la masa nuestras virtudes éticas, que se tendrán que reflejar en la construcción de esa nueva forma de hacer política, que verdaderamente tenga en cuenta las necesidades de la vida diaria y lo lleve al antagonismo subjetivo. Pero para esto tendremos que seguir construyendo, paso a paso, esa nueva forma de ser poder y de construir desde la base, con todos los subalternos que no encuentran o no conocen opción para pensarse distinto y construir así autonomía de acción para el bien común y colectivo. Esto tendrá que buscar sin duda la transformación de la legislación y requerirá buscar la Asamblea Nacional Constituyente, como apuesta que reuna el sentir de las grandes mayorías, pero a su vez impidiendo que sea la oportunidad para que los sectores uribistas y reaccionarios se apoderen del espacio, sino buscando verdaderamente la transformación del país y respaldándola al calor de la lucha popular.
A construir el poder del pueblo,
Un futuro sin miseria ni opresión,
La lucha por la paz con Justicia Social




[1] ARIAS, D. (2015). 'El diálogo es hoy una necesidad de la humanidad': Estanislao Zuleta - Proceso de paz - El Tiempo. El Tiempo. Retrieved 4 October 2016, from http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/discurso-de-estanislao-zuleta-al-m-19-en-1989/15274538
[2] Modonesi, M. (2010). Subalternidad, antagonismo, autonomía. Ciudad de Buenos Aires: CLACSO. 

lunes, 10 de octubre de 2016

Nuestro camino sigue siendo la Paz con justicia social

Durante cuatro años el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC-EP negociaron la posibilidad de cesar la guerra que se mantuvo durante más de 52 años al igual que las exigencias históricas y existentes en su plataforma como organización política alzada en armas y la agenda del Santismo,  después de este tiempo se pusieron de acuerdo en la mayoría de ellos (con bastantes aspectos a resolver) y convocaron a un plebiscito como mecanismo de refrendación de los acuerdos por parte del pueblo colombiano qué el día de hoy le dijo NO a esta intención de apertura a la actividad política y posibilidad de construir un país mejor.
Pero analizando las publicaciones de los distintos simpatizantes del acuerdo, deja entrever que algunos creen que el pueblo colombiano en sí mismos son los culpables por esta terrible decisión, pues leo comentarios como “ignorantes, estúpidos”, entre otros. La solución a esta derrota en definitiva no es hallar los culpables, por el contrario, es buscar y reconocer nuestros errores desde el análisis que se hacía al realizar pedagogía por el sí, cómo se abordó y en definitiva como hicimos legibles y entendibles los acuerdos a la luz de la sociedad en su conjunto.
Es importante entender que en Colombia la cultura política es paupérrima ya que las condiciones para el ejercicio político han dejado en claro que así las gentes del común salgan a ejercer su “derecho al voto” ( es decir, que salgan a elegir en una democracia liberal burguesa) y voten por uno diferente, el sistema está tan corrupto que ganarán los mismos, en pocas palabras, que la cosa no va a cambiar; es por esto que el 62% de los colombianos no votó y que puede ser por lo anteriormente mencionado o porque su desacuerdo los llevó a dejar esa gran decisión en manos de otros, a eso sumándole que no era la elección de un político como tal, sino que era decirle si o no a lo pactado en la Habana. Entonces no podemos culpar al vendedor ambulante que votó por el No porque es un ignorante, debemos entender que es el reflejo de la mala educación, de la polarización de los medios masivos de comunicación, de la incredibilidad que se respira al ver que siempre que han existido intentos de algo diferente fracasa o termina en exterminio; también por el tiempo y por la intensidad con que se realizó la campaña, explicación y acompañamiento por el SÍ definitivo.
La vendedora de arepas que votó por el No, no lo hizo porque haya leído los acuerdos y a consciencia asumía que eso no era de su agrado y debía decirle No, al contrario, lo hizo porque los medios hegemónicos de la desinformación (Caracol, rcn, canal uno…) constantemente jugaban a la ambigüedad y a fragmentar lo que realmente traducía ese acuerdo final, esto se observó esta última semana en donde RCN y CARACOL empezaron un show mediático recordando las acciones militares de las FARC durante los años de guerra como el del Club el Nogal, que generaban en la gente odio y repudio y atizaba más y más esa costumbre chibchombiana de seguir cual fanatismo religioso lo que nuestro todo poderoso ( los medios desinformantes) nos dicten, a mi modo de ver considero que esto tuvo bastante influencia, pues para el colombiano clase media y baja es una tradición ver estos medios en el desayuno, almuerzo y comida, titulándose a sí mismos los informantes directos de lo que en la Habana sucedía.
Cambiando un poco de perspectiva, creo que el día de hoy los resultados del plebiscito por la paz nos dejan al conglomerado de movimientos y organizaciones sociales y políticas una tarea bastante ardua a realizar. La pedagogía de paz nos permitió en definitiva un acercamiento profundo con las gentes del común en donde conocieron nuestras apuestas políticas y también como sujetos en las mismas condiciones de ellos, en donde debemos aprovechar ya que reconocen lo que queremos y más allá de eso, proponen la construcción de nuevas apuestas y los diferentes medios de cómo conquistarlas; también la pedagogía del sí  permitió la sensibilización frente a la coyuntura nacional, nos enfrentamos a un sistema de salud decadente; acceso a vivienda con facilidad de préstamo pero con un alto interés de pago; una educación a puertas de ser privatizada; aumento de la delincuencia común y sé que se me escapan otros igual de importantes, es por esto que es nuestro deber seguir agitando esas contradicciones ya que es un pueblo que está construyendo su propia identidad, que está defendiendo lo ganado y peleando lo que aún nos falta por ganar y ese espíritu, esa esperanza no puede caer en este momento histórico.
Hoy hago un llamado a todos los que votamos por el Sí y que creemos fehacientemente que la salida debe ser política y negociada a seguir en las calles, en los barrios, colegios, universidades y campos, agitando nuestra inconformidad y rechazo contra el intento de consolidar el Estado neoliberal y su política de exterminio y desigualdad, a asumir los retos que nos trae ese NO, a analizar nuestros errores y por último a asumir, los que no lo han hecho, la histórica tarea de construir un país que responda a las mayorías y que en definitiva sea poder del pueblo para el pueblo.
El llamado es a comprender con mayor profundidad la hegemonía que estamos cambiando, a seguir como veníamos, con la mirada en el horizonte y nuestro corazón en la justa causa que nos une.

Cristian Caballero
Colectivo Échele Mente