Durante cuatro años el gobierno de Juan Manuel Santos y la
guerrilla de las FARC-EP negociaron la posibilidad de cesar la guerra que se
mantuvo durante más de 52 años al igual que las exigencias históricas y
existentes en su plataforma como organización política alzada en armas y la agenda
del Santismo, después de este tiempo se
pusieron de acuerdo en la mayoría de ellos (con bastantes aspectos a resolver)
y convocaron a un plebiscito como mecanismo de refrendación de los acuerdos por
parte del pueblo colombiano qué el día de hoy le dijo NO a esta intención de
apertura a la actividad política y posibilidad de construir un país mejor.
Pero analizando las publicaciones de los distintos
simpatizantes del acuerdo, deja entrever que algunos creen que el pueblo colombiano
en sí mismos son los culpables por esta terrible decisión, pues leo comentarios
como “ignorantes, estúpidos”, entre otros. La solución a esta derrota en
definitiva no es hallar los culpables, por el contrario, es buscar y reconocer
nuestros errores desde el análisis que se hacía al realizar pedagogía por el sí,
cómo se abordó y en definitiva como hicimos legibles y entendibles los acuerdos
a la luz de la sociedad en su conjunto.
Es importante entender que en Colombia la cultura política
es paupérrima ya que las condiciones para el ejercicio político han dejado en claro
que así las gentes del común salgan a ejercer su “derecho al voto” ( es decir,
que salgan a elegir en una democracia liberal burguesa) y voten por uno
diferente, el sistema está tan corrupto que ganarán los mismos, en pocas
palabras, que la cosa no va a cambiar; es por esto que el 62% de los
colombianos no votó y que puede ser por lo anteriormente mencionado o porque su
desacuerdo los llevó a dejar esa gran decisión en manos de otros, a eso
sumándole que no era la elección de un político como tal, sino que era decirle
si o no a lo pactado en la Habana. Entonces no podemos culpar al vendedor
ambulante que votó por el No porque es un ignorante, debemos entender que es el
reflejo de la mala educación, de la polarización de los medios masivos de
comunicación, de la incredibilidad que se respira al ver que siempre que han
existido intentos de algo diferente fracasa o termina en exterminio; también
por el tiempo y por la intensidad con que se realizó la campaña, explicación y
acompañamiento por el SÍ definitivo.
La vendedora de arepas que votó por el No, no lo hizo porque
haya leído los acuerdos y a consciencia asumía que eso no era de su agrado y
debía decirle No, al contrario, lo hizo porque los medios hegemónicos de la
desinformación (Caracol, rcn, canal uno…) constantemente jugaban a la
ambigüedad y a fragmentar lo que realmente traducía ese acuerdo final, esto se
observó esta última semana en donde RCN y CARACOL empezaron un show mediático
recordando las acciones militares de las FARC durante los años de guerra como
el del Club el Nogal, que generaban en la gente odio y repudio y atizaba más y
más esa costumbre chibchombiana de seguir cual fanatismo religioso lo que
nuestro todo poderoso ( los medios desinformantes) nos dicten, a mi modo de ver
considero que esto tuvo bastante influencia, pues para el colombiano clase
media y baja es una tradición ver estos medios en el desayuno, almuerzo y
comida, titulándose a sí mismos los informantes directos de lo que en la Habana
sucedía.
Cambiando un poco de perspectiva, creo que el día de hoy los
resultados del plebiscito por la paz nos dejan al conglomerado de movimientos y
organizaciones sociales y políticas una tarea bastante ardua a realizar. La pedagogía
de paz nos permitió en definitiva un acercamiento profundo con las gentes del
común en donde conocieron nuestras apuestas políticas y también como sujetos en
las mismas condiciones de ellos, en donde debemos aprovechar ya que reconocen
lo que queremos y más allá de eso, proponen la construcción de nuevas apuestas
y los diferentes medios de cómo conquistarlas; también la pedagogía del sí permitió la sensibilización frente a la
coyuntura nacional, nos enfrentamos a un sistema de salud decadente; acceso a
vivienda con facilidad de préstamo pero con un alto interés de pago; una
educación a puertas de ser privatizada; aumento de la delincuencia común y sé
que se me escapan otros igual de importantes, es por esto que es nuestro deber
seguir agitando esas contradicciones ya que es un pueblo que está construyendo
su propia identidad, que está defendiendo lo ganado y peleando lo que aún nos
falta por ganar y ese espíritu, esa esperanza no puede caer en este momento
histórico.
Hoy hago un llamado a todos los que votamos por el Sí y que
creemos fehacientemente que la salida debe ser política y negociada a seguir en
las calles, en los barrios, colegios, universidades y campos, agitando nuestra
inconformidad y rechazo contra el intento de consolidar el Estado neoliberal y
su política de exterminio y desigualdad, a asumir los retos que nos trae ese
NO, a analizar nuestros errores y por último a asumir, los que no lo han hecho,
la histórica tarea de construir un país que responda a las mayorías y que en
definitiva sea poder del pueblo para el pueblo.
El llamado es a comprender con mayor profundidad la
hegemonía que estamos cambiando, a seguir como veníamos, con la mirada en el
horizonte y nuestro corazón en la justa causa que nos une.
Cristian Caballero
Colectivo Échele Mente
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